Nueva partitura gratuita en la zona de descargas de Bassus Ediciones. En esta ocasión, compartimos la «Fantasía para clarinete obligado» de Ramón Carnicer y Batlle en una versión para solista y ensemble de clarinetes. En concreto, es un arreglo de Pedro Rubio para clarinete solista y ensemble de requinto, cuatro clarinetes en sib, corno di basseto en fa, dos clarinetes bajos y un clarinete contrabajo.
Ramón Carnicer y Batlle (1789-1855) Nace en Tárrega (Lérida). Inicia los estudios musicales en su ciudad natal continuándolos más tarde en la Seo de Urgell. En 1806 se traslada a Barcelona para proseguir sus estudios. En 1815 empieza a dirigir conciertos y ópera al frente de una compañía italiana familiarizándose con el estilo de aquel país. Muchas de las óperas de Rossini fueron estrenadas en Barcelona por Carnicer. Así, preparando el estreno de «El barbero de Sevilla», se percata de que la obertura es la misma que el compositor italiano usó en una ópera estrenada solo unos meses antes (Rossini usaría esta obertura hasta en tres ocasiones).
Carnicer decide hacer algo habitual en aquella época: componer de su propia pluma una nueva obertura. Parece que el mismo Rossini reconocería más tarde su mérito e incluso algunos historiadores con el paso de los años llegaron a atribuírsela al gran músico italiano. En 1827 se traslada a Madrid para dirigir los teatros de la Cruz y del Príncipe.
Sigue componiendo óperas al más puro estilo italiano con bastante éxito, a la vez que escribe numerosas canciones de marcado sabor popular. Al crearse el Conservatorio de Madrid en 1830, Carnicer es nombrado profesor de composición. Además de óperas y canciones, escribió música religiosa y sinfónica. De su extenso catálogo se interpreta sobre todo la mencionada obertura de «El barbero de Sevilla», la Fantasía para clarinete, algunas canciones para voz y piano y el Himno Nacional de Chile, encargado en Londres por el Ministro chileno Mariano Egaña durante el exilio por liberal de Carnicer en la capital británica (1825-1826).
Fantasía para clarinete obligado
La obra fue compuesta para las pruebas a profesor de clarinete del Conservatorio de Madrid que se celebraron el 15 de abril de 1849. A ellas se presentó Antonio Romero que debía interpretar a primera vista esta difícil pieza. La ejecución de Romero fue tan admirable que Carnicer le dedicó allí mismo la partitura.
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