La pianista Ana Benavides ha presentado un nuevo disco con música de dos compositores imprescindibles: Manuel Carra y José Luis Turina. «Diálogos concertados», que así se llama el CD, se basa en un repertorio de puro disfrute, sencillo en el más bello sentido de la expresión. Pero también imprescindible, porque estas músicas nos ofrecen las caras inéditas de dos músicos españoles de nuestro presente, muy admirados y en facetas diferentes de las que aquí nos muestran, tal y como explica el investigador y director de orquesta José Luis Temes en el libreto del disco.
Manuel Carra, maestro de tres generaciones
Manuel Carra es un grande del piano español del siglo XX. Artista y solista internacional, sus interpretaciones fueron siempre admiradas por su sentido «creíble», nada académico. Fue también maestro de tres generaciones de pianistas y desde el Real Conservatorio de Madrid creó una escuela impecable.
Nacido en Málaga 1931, se mudó a Madrid a finales de los 40′ para seguir perfeccionando. Fue intérprete fundamental para la generación del 51. Pero poca gente sabe de su pasión «secreta», la composición. En 2009 estrenó su formidable «Concierto para piano y orquesta» con la Orquesta Nacional de España y su ex alumna Patricia de la Vega como solita. Fue una sorpresa mayúscula, pero la pérdida total de visión de Carra impidió que pudiera seguir avanzando en esa faceta compositiva.
Pero junto a aquella composición, quedaron unas cuantas páginas para piano a las que ahora Ana Benavides da vida, casi contra la voluntad de su autor, quien las consideraba excesivamente ingenuas. Los «Siete cantos populares y una improvisación» datan de finales de los 60′, pero su estreno en concierto no tuvo lugar hasta 2004, momento en que la propia Benavides las estrenó como solista.
A estas primeros siete cantos, Benavides suma también cinco piezas infantiles. Y es que no podemos olvidar a larga tradición de las piezas para niños en la literatura pianística histórica. El fin de estas cinco obras es que los estudiantes puedan tocar música de autores vivos cuando aún se encuentran en fase de aprendizaje elemental.
Por último, el disco incluye «Nenia», una obra en la que Carra expresa su dolor y desolación por la muerte de su amigo, el pianista Rafael Orozco. Una muerte que le llegó con apenas 50 años y en el cénit de su carrera.
José Luis Turina, un compositor con faceta didacta
Comparte Carra el protagonismo de este disco con su amigo José Luis Turina. Y si del didacta Carra se muestra su faceta de compositor, del compositor Turina se muestra su faceta de didacta. Y es que más allá de la docena de obras para piano virtuoso que ha compuesto, el nieto de Joaquín Turina ha escrito también varias obras para el aprendizaje en el aula. Pero tal es su belleza y perfección, que Benavides lo ha convencido para que formen parte de este disco.
De 1987 y dedicadas a su hijo Luis son las siete piezas que abren el disco. Y pese a la voluntad pedagógica de las obras, no todas son de dificultad elemental.
Tampoco exageramos al decir que los «Doce estudios para piano», de 2011, son una pequeña joya. Doce delicias, antecedidas cada una por un breve poema ilustrativo, original del propio compositor.
En definitiva, la faceta de compositor de un gran pianista como Manuel Carra y el pianismo didáctico menos conocido de un creador como José Luis Turina, hacen que este trabajo, además de bello, sea imprescindible para quienes amamos la música española de las últimas décadas, como bien ilustra José Luis Temes en el libreto del disco.
Y si además llega de la mano de una pianista como Ana Benavides, el disfrute está más que asegurado. Música estupenda, indispensable como historia y deliciosamente tocada.
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